Espiritualidad
Bíblica para una cultura postmoderna
Biblical Spirituality for a postmodern culture in Latin America
Una propuesta
que tenemos para un mundo que se debate en la postmodernidad y donde hay una
cultura de subculturas, enfocada en el humanismo y en el hedonismo, es que debemos
enfocarnos a dirigir a los pecadores arrepentidos a confiar en lo que ha sido
hecho por ellos por medio de
Cristo, debemos mostrar a Dios como el centro del evangelio, como el bien mas
elevado, mejor, supremo y desicivo del evangelio, sin el cual ningún otro don
serviría; Al que es la gloria de Dios en la faz de Jesucristo revelada para
nuestro gozo eterno(2 cor. 4:4) en vez de dirigir la atención de las personas a
lo que debe hacerse en ellas.
Debemos emplear
métodos y terminología que presenten el evangelio y los fundamentos básicos de
la obra salvadora de Dios en Cristo, para que la presentación del Evangelio sea
conforme a la Palabra de Dios. Aunque muchas personas han sido salvas con los
actuales métodos evangelísticos, muchas otras no han entendido claramente el
Evangelio. El mensaje que oyeron hizo tanto énfasis en la parte del hombre en
la conversión, que la obra perfecta y terminada de Dios y la completa provisión
en Cristo para los pecadores impotentes no fue comprendida ni creída.
La predicación
del El verdadero Evangelio nunca es culturalmente apropiado. El Evangelio no
fue dado por Dios para satisfacer los deseos naturales de ningún ser humano, no
importa su cultura. La misión principal de Jesucristo en el mundo no fue hacer
a la gente feliz, tranquila, y segura, ni siquiera para darles un sentido de
pertenencia o para que se sintieran amados. Estas bendiciones son el fruto del
Evangelio y deben ser experimentadas en las vidas de quienes creen el
Evangelio.
Ofrecer el
Evangelio a base de los deseos naturales o las necesidades culturales sentidas,
sitúa al hombre y sus deseos en el centro de nuestro mensaje. Así, entronizamos
al hombre y su felicidad. Cuando se presenta el Evangelio de esta forma, damos
a entender que el objetivo de Dios es satisfacer las necesidades del hombre,
cualesquiera que él sienta. Esto no es bíblico. Dios no existe para el hombre.
El hombre existe para Dios. “Señor,
digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas
las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis
4:11).
¿Vino Jesús a
este mundo a satisfacer las necesidades sentidas? ¡No! Él vino a solucionar el
problema del
pecado. Juan escribió: “Y nosotros
hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del
mundo” (1 Juan 4:14). El ángel dijo a José: “llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo
1:21). “El Hijo del Hombre vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
La misión de
nuestro Señor fue resolver, en primer lugar, el problema de la perdición del
hombre en el pecado, porque el pecado es una afrenta a Dios en Su posición como
soberano Creador y Rey. Es por eso que el Hijo dijo a Su Padre: “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu
voluntad” (Hebreos 10:9). Jesús cumplió Su misión al sufrir el justo
juicio de un Dios santo.
El Espíritu
Santo vino al mundo a convencerlo de pecado, justicia y juicio (Juan 16:8).
Jesús vino a llamar a los pecadores al arrepentimiento (Mateo 9:13). Dios “manda a todos los hombres en todo lugar, que
se arrepientan” (Hechos 17:30). La base bíblica para el Evangelio es un
sentido de nuestra pecaminosidad ante Dios y el reconocimiento de que solamente
la misericordia y la gracia de Dios pueden proporcionarnos el perdón de
nuestros pecados. Ninguna criatura reconoce naturalmente esta necesidad
espiritual.
Aunque reconocemos que es imposible ser iglesia sin contexto
y que la Biblia ha de ser entendida en su contexto, Las iglesias evangélicas no pueden dejarse
permea por corrientes de pensamiento humanas y diabólicas que quieren sacar de la escena a Dios o darle un papel que no
es para nada el lugar de Dios y que la Biblia nos revela, debemos volver a la
ley y al testimonio sin importar que tanto rechazo provoque, siendo consientes
del contexto y de la relevancia del mensaje Bíblico entonces prediquemos a voz
en cuello sin detenernos el verdadero Evangelio. A Dios sea la gloria!!!!
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